Hoy nuestra querida escuela está de duelo. Nos despedimos con un profundo y sincero dolor de una entrañable compañera, “nuestra” Profesora Mercedes Fernández. Su presencia fue constante desde los inicios de este secundario, lo que permitió que numerosas promociones de alumnos pudieran disfrutar de su guía y acompañamiento amoroso. Ninguno de los que nos topamos a lo largo de los años con ella pudimos permanecer ajenos a su alegría, su fuerza, su luz interna, sus ganas de vivir. No hay encuentro (ni habrá seguramente por muchos años) en el que no se recuerden anécdotas e historias que la tuvieron como protagonista. Sus risas y ocurrencias permanecerán como ecos en la memoria de los que tuvimos el inmenso privilegio de compartir su camino.
Sus últimos tiempos en la escuela no hicieron más que reforzar y engrandecer la imagen que teníamos de ella: fue para nosotros ejemplo de fortaleza, de fe, de paz. Nunca la escuchamos quejarse ni perder su sonrisa amable. Siempre primera en dar su colaboración en lo que se requiriera, una palabra de aliento, un abrazo apretado y fraterno al que lo necesitara, un mensaje amoroso que levantara el ánimo.
Hoy todos los que formamos parte de esta comunidad tan amada por Mercedes (colegas docentes y no docentes, alumnos y exalumnos, padres y familiares) nos unimos en una plegaria en su nombre, con la firme convicción de que ya brilla para ella la Luz que no tiene fin.
Que Nuestro Santo Patrono San Roque bendiga y dé consuelo a su familia.
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